En el automovilismo, como en todos los deportes, los pesares de unos son las alegrías de otros. Eso debieron pensar Bautista Damiani y toda su gente cuando en la 7ª vuelta de la final de la Clase 2 del Turismo Nacional el motor de Gonzalo Antolin se despedazó dejando con las manos vacías al piloto de San Rafael. Para más, esta circunstancia implica que el salteño Francisco Coltrinari, también pujando por el campeonato y que venía segundo, frene más allá de la referencia, se pase y prácticamente extienda la alfombra roja dejándole la punta de la carrera al joven Bautista que se deslizó por ella al altar de los campeones con sus 20 jóvenes años.
El podio: 1º Bautista Damiani- 2º Francisco Coltrinari- 3º Renzo Blotta

Foto: Prensa APAT
Claro está, que Damiani no sale campeón porque se rompió el motor de Antolin. Sale campeón porque fue bueno clasificando, ganó series, ganó finales, fue protagonista durante todo el año y cada vez que uno lo ve correr se da cuenta que estamos ante un distinto. A todo lo que se sube lo hace andar y estamos en el piso de su carrera deportiva. Quién sabe cuál será su techo. Por ahora el Alquat Motorsport y los motores de Rubén Guerini lo llevaron a lo más alto en esta categoría tan importante.

Foto: Prensa APAT
Por una cuestión geográfica la mayoría del gran marco de público que se hizo presente en el autódromo Ciudad de San Martín fue a alentar al local Antolin, pero su motor dijo basta, no se le dio y sonó por ahí la palabra INJUSTICIA. Puede que lo haya sido para el mendocino, para los corazones que lo acompañaron y sus allegados, pero estemos tranquilos los que sentimos el automovilismo, esa injusticia le dio paso a un hecho de lo más justo. Y fueron palabras del propio Gonzalo: “Cualquiera que consiga el campeonato se lo merece”, y vaya si lo mereció el flamante campeón Bautista Damiani.
